El término status epilepticus (SE), del latín estado de epilepsia,[1] corresponde a una crisis epiléptica única o repetidas que persisten por un tiempo suficiente para potencialmente producir daño neurológico, por lo que constituye una emergencia clínica.[2] Escrito también como estado o status epiléptico,[3][4] se ha definido tradicionalmente como crisis que persisten por más de 30 minutos o 2 o más crisis repetidas sin recuperación de la conciencia entre ellas,[5] ya que este es el tiempo necesario para causar daño neuronal.[6][7] Si, sin embargo, se logran pausas entre una convulsión y la siguiente, la condición normal del paciente y su conciencia, en cierta medida, se restauran, y no suelen observarse la progresiva alteración de los órganos y sistemas de un estado epiléptico. Esta variedad recibe el nombre de «crisis epilépticas en serie», y es cualitativamente diferente de un estado epiléptico.
Sin embargo el manejo de una epilepsia no debería ser retrasado, por lo que operativamente se ha definido status epiléptico como:
La mayoría de los pacientes con una crisis epiléptica responden adecuadamente al tratamiento con benzodiacepinas (BZD) y fenitoína.[4] Recientemente, además, se ha comprobado la efectividad de los tratamientos a base de Cannabis medicinal,[10] que no tiene efectos adversos a diferencia de los anteriormente mencionados.